La financiación es uno de los principales escoyos que se le presenta a una empresa o a un emprendedor para poner en marcha un proyecto o desarrollarlo. Por suerte, en la actualidad tenemos más opciones de las que se tenían hace 20 años. Te comentamos algunas de ellas.
El periódico El Economista publicó en su día la noticia de que el 77% de las Pymes con más de 10 trabajadores necesitó financiación durante el 2022. La situación actual no creo que haya cambiado mucho. El que necesiten financiación no significa que le vaya mal a las empresas. Solo que necesitan liquidez para afrontar sus obligaciones y compromisos.
Una empresa tiene que pagar las nóminas, pagar a sus proveedores, pagar a Hacienda, y puede ser que los encargos que tiene entre manos no los cobre hasta pasados unos meses. También puede ser que esté inmersa en una ampliación o en un proyecto que requiere una inversión extra. No lo puede dejar pasar, puesto que a lo mejor, pierde la oportunidad.
Antes, la solución más rápida era pedir una línea de crédito al banco, pero las circunstancias cambiaron después de la crisis del 2008. Tras aquella crisis, los bancos cerraron el grifo del crédito y endurecieron las condiciones.
Por suerte, se abrieron nuevas vías para obtener financiación. Era una situación de subsistencia. De impedir que la economía se fuera al traste.
Como resultado de aquella encrucijada, en la actualidad, tenemos una economía más global y dinámica y eso se refleja en la financiación.
Las empresas tienen más cintura para sortear situaciones adversas. Han logrado superar una pandemia mundial y tres años seguidos de inflación desorbitada. Las vías de financiación son más variadas de lo que nunca han sido. Estos son algunos ejemplos.
Anticipo de facturas.
Muchas obras y servicios se cobran pasado un tiempo. Sobre todo las obras de gran volumen o las que se realizan para clientes recurrentes. Existe la posibilidad de anticipar el cobro de esas facturas para obtener liquidez.
Siempre se ha dicho que la administración es uno de los mejores clientes. Toda empresa que tiene un contrato público, de cualquier tipo, tiene un tesoro. Sabe a ciencia cierta que va a cobrar. Sin embargo, las administraciones no pagan al momento. Lo hacen a 30, 60 o 90 días desde la finalización de la obra o la firma del contrato. Una política de pagos que se ha extendido al sector privado.
La empresa que presta la obra o servicio no está afectada económicamente. Tiene ahí un dinero que va a cobrar. Sin embargo, el pago no será efectivo hasta que se produzca el vencimiento.
Algunas empresas se dedican a anticipar esas facturas a cambio de una comisión. Los gestores de Findango, una sociedad mercantil que se dedica a proporcionar financiación a otras empresas, nos cuentan que el anticipo de facturas es una de las formas más seguras para obtener liquidez inmediata. Una liquidez que la empresa necesita para funcionar.
En este sentido, existen soluciones similares proporcionadas por financieras privadas. Como son el anticipo de pagarés, que funciona exactamente igual el de facturas, o la Financiación Confirming. Por la cual, la financiera anticipa el pago de las facturas que la empresa tiene que hacer a sus proveedores y esta lo devuelve en un plazo pactado pagando una comisión o unos intereses.
En el caso de los anticipos de facturas o pagarés es una solución más libre de la que obtendrías con una línea de crédito. No existe ningún endeudamiento, ni tienes que justificar en que inviertes el dinero invertido.
Con la Financiación Confirming, la empresa hace frente a sus responsabilidades sin riesgo a aparecer en un registro de morosidad.
El Crowfunding.
También conocido como campañas de micromecenazgo, el crowfunding es una vía de financiación que se ha puesto de moda en la actualidad. Consiste en recaudar pequeñas cantidades de dinero de muchas personas a cambio de una recompensa o contrapartida cuando la empresa empiece a funcionar.
Esta es una alternativa que se utiliza con éxito en el sector cultural. Una compañía teatral puede pedir a sus seguidores que hagan pequeñas aportaciones para financiar una obra y a cambio de ello, podrán acudir a verla gratis el día de su estreno e invitar a más gente.
En la producción de bienes o servicios, la aportación puede representar la posibilidad de opinar en el desarrollo de la empresa, un descuento en los bienes o servicios cuando estos se pongan a la venta o una pequeña participación en beneficios, una vez se generen.
La plataforma de comercio electrónico Shopify nos habla en su blog de las herramientas digitales de crowfunding que operan por internet. Son portales o páginas web que promocionan los proyectos y ponen en contacto a los emprendedores con pequeños inversores interesados.
Algunos de estos portales son de pago. Para acceder a ellos, el emprendedor debe pagar una membresía que puede ser mensual o de pago único. Otras webs, en cambio, cobran un porcentaje del dinero recaudado.
En cualquier caso, recurrir a estos portales puede resultar interesante, ya que amplían el ámbito de interesados más allá de la familia, los amigos y las personas que te conocen.
Un crowfunding bien trabajado puede crear una comunidad que más tarde se transforme en clientes o en colaboradores.
El leasing.
Una de las mayores inversiones que tiene que hacer un emprendedor para poner en marcha una empresa o ampliarla es la compra de maquinaria o de equipos. Algo que se puede resolver acogiéndose a un leasing o a un renting, en lugar de comprarla.
Dicho de tal manera que se comprenda, el leasing es un alquiler. La empresa dispone de la máquina a cambio de una cuota mensual. Este leasing puede implicar un alquiler con opción a compra. Con la posibilidad de que la empresa adquiera la máquina o el equipo a un precio reducido cuando concluya el contrato.
Muchas empresas de leasing ofrecen servicio técnico. Se encargan del mantenimiento de la maquinaria o de arreglar las averías sin que suponga un gran desembolso extra para la empresa.
El renting es una modalidad de leasing que se utiliza en el campo de los vehículos. La empresa suscribe un contrato de alquiler a largo plazo y la compañía propietaria de los automóviles le provee de los vehículos acordados.
De esta manera, la empresa que firma el contrato puede hacerse con una flota de vehículos de empresa sin tener que hacer el desembolso que implica comprar los coches de golpe. Muchas empresas utilizan el renting para proveer de coches a sus comerciales o para hacerse con una flota de vehículos con los que hacer los repartos.
Los contratos de renting suelen incluir cláusulas de renovación, por las cuales, cada cierto tiempo, la empresa dispone de vehículos nuevos, manteniendo actualizada su flota de empresa.
El leasing y el renting tienen sus desventajas. La primera de ellas es que la maquinaria y los vehículos no son de la empresa. Por tanto, no puede hacerle modificaciones. Cuando termine el contrato, el equipo alquilado debe devolverse tal y como estaba. El otro inconveniente es que los contratos de leasing y renting están sujetos a un plazo determinado. No se puede anular el contrato antes de lo previsto sin pagar una penalización.
Las subvenciones y ayudas públicas.
Un tema del que no se habla lo suficiente y que supone una fuente de financiación son las subvenciones y ayudas públicas que las diferentes administraciones ponen al servicio de las empresas.
Todos los años, el Estado, las comunidades autónomas y los ayuntamientos ponen en marcha programas de subvenciones a las que se pueden acoger empresas de nueva creación y otras consolidadas.
La mayor parte de los autónomos y las Pymes no tienen conciencia de las subvenciones a las que tienen derecho.
Por ejemplo, la Comunidad de Madrid pone en marcha un programa de ayudas para empresas de menos de 50 trabajadores en las que la comunidad puede subvencionar hasta el 75% de los costes de renovar los equipos informáticos hasta un máximo de 2.500 €.
Una forma de descubrir las subvenciones que podemos solicitar es hablar con nuestro asesor fiscal y pedirle que lo investigue. Por su trabajo, él está en contacto con las administraciones y sabe desenvolverse en ese campo mejor que nosotros.
Las subvenciones y ayudas son una forma interesante de obtener fondos, ya que para nosotros no supone ningún endeudamiento. Sin embargo, tiene su lado negativo.
De entrada hay que presentar documentación para solicitarla que desvela información profunda de la empresa. Esa documentación es posible que la tengamos que presentar cada cierto tiempo para que demostrar que seguimos cumpliendo los requisitos o que los fondos los estamos gastando en las partidas previstas.
Si dejamos de cumplir las condiciones, nos arriesgamos a que la administración nos exija la devolución de la subvención. Este es un aspecto que debemos tener en cuenta antes de solicitarla.
Existen más vías de financiación de las que no hemos hablado por cuestión de espacio. Te animo a que las investigues. Para buscar financiación para una empresa es bueno explorar todas las opciones.